viernes, 4 de mayo de 2018

Si el Führer lo supiera


Si el Führer lo supiera
Otto Basil
Editorial Sexto Piso





Original, diferente, satírica. Una novela completamente distinta a lo que estamos habituados a ver. La Editorial Sexto Piso nos vuelve a sorprender con su habilidad para descubrirnos novelas fantásticas, realmente fuera de lo normal.

Si el Führer lo supiera, una novela escrita en 1966 y que fue deudora de la cultura pop de su época, delira sobre el final de la Segunda Guerra Mundial, dando un giro a los acontecimientos y narrando la victoria del Gran Reich Alemán. 

Corre el año 1965. La bomba atómica no cayó sobre Hiroshima y Nagasaki, sino sobre Londres, con lo cual el Gran Reich Alemán ganó la guerra. La ideología nazi se ha expandido por todo el planeta, ahora dividido en dos grandes esferas de poder, una occidental y alemana, el Magno Imperio Germánico, y otra oriental y japonesa, la Magna Iapónica. La urss ha capitulado, y también los ahora conocidos como «Estados Vasallos Unidos de América». El juicio internacional por crímenes de guerra no tuvo lugar en Núremberg, sino en Toledo, donde treinta y cuatro estadistas del eje de los Aliados fueron condenados a garrote vil. Todos los judíos han sido exterminados, por supuesto, pero todavía quedan «infrahumanos» (hombres y mujeres de las regiones del Este europeo). Es en esta tesitura en la que Hitler, «Adolfo Magno», muere de viejo en su lecho y la Magna Iapónica ataca a sus aliados germánicos con dos bombas atómicas.

En mitad de ese caos generalizado, Albin Totila Höllriegl, especialista en giromancia y «asesor existencial en el modo de vida nórdico» –y pervertido sexual de noche–, recorrerá, por encargo del Partido, todo el Imperio en misión «sanadora», mientras una imparable ola de suicidios recorre el Reich.

Sencillamente descabellada y peculiar.


Os dejo un fragmento escogido aleatoriamente, que refleja la profundidad satírica de la obra:

Algo extraño había sucedido, por cierto. O estaba en marcha. Desde el sábado al ediodía las armas callaban. ¿O sería solo apariencia? ¿Acaso el enemigo rendía tributo al Führer, su gran aliado en la segunda guerra, ahora que éste había muerto? [...] Había algo inquietante en esa tregua, en ese silencio de las armas. Como si un horror mucho mayor se aproximara cada vez más.


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