miércoles, 28 de febrero de 2018

Las crónicas de Poe


Las crónicas de Poe
Frank M. López
Bohodón Ediciones





Lo primero que podrías esperar al ver este libro sería una colección de los magníficos relatos del autor Edgar Allan Poe. Pero cuál es la sorpresa cuando, al abrirlo, descubres que la narración es muy distinta, llevada a cabo por un joven anticuario enfermo de Esclerosis Múltiple. 

Dos vidas separadas por ciento ochenta y un años en el tiempo, dos historias tal vez no muy distintas.

Una locura a la que se le pregunta: ¿Por qué a mí? 
Una locura a la que se le pregunta: ¿Hay algo más allá?

Edgar Allan Poe buscará en el año mil ochocientos treinta y seis las respuestas a sus incomprendidas preguntas sobre el cielo y el infierno o sobre lo que se oculta en las sombras acechando a los vivos.

Un diario, la ambición por saber o una extraña locura.


Dos años han pasado desde la última vez que mi pluma se posó en tus mudas páginas. Dos años desde que prometí, por impotencia, por odio, que no volvería a intentar recordar mi día a día en ti. Dos años desde aquello y casi cinco desde el diagnóstico que postró mi vida, casi cinco desde aquellas palabras que nombraron a la que arruinaría mi vida, casi cinco desde que me convertí en un enfermo de esclerosis múltiple. Y aquí me tienes, bajo la amarillenta luz de la lámpara, ante ti, rendido en tus blancas páginas, esperando mi sumisión, la ruptura de mi promesa. Sé, porque siempre lo he sabido, que tu regocijo fue la tinta emborronada con mis lágrimas, tu satisfacción, la degradación de mi escritura por mi diestra ya sin fuerza, tu orgasmo, mis palabras sin sentido y mi memoria quebradiza. Y te preguntarás: "Si tanto me odias, ¿qué haces pluma en mano y marcando mis hojas?". Maldito cotilla, nunca fuiste sutil a la hora de preguntarme cómo me fue el día. Pero tienes razón, te odio, tanto como a mi maltrecha salud, tanto como a mi endeble memoria o más que a tus imborrables y chillonas páginas haciéndome recordar lo que era, lo que soy, lo que ya nunca seré.
Me río, sí.

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