jueves, 4 de octubre de 2018

Al filo de la navaja


Al filo de la navaja
Alfonso Rojo
Kolima Books





Una vida como reportero de guerra


Alfonso Rojo es uno de los periodistas más conocidos del panorama español. Como reportero de guerra ha vivido los principales conflictos bélicos de la era contemporánea. En 1979 convivió con los guerrilleros sandinistas durante la guerra civil nicaragüense, fue hecho prisionero por los somocistas, escapó, fue recapturado, extraditado a España y a partir de ese instante entró en una espiral que lo llevó de extremo a extremo del planeta, de conflicto en conflicto y de guerra en guerra, hasta 2004, año que deja su cargo como adjunto al director de El Mundo y la corresponsalía volante para volcarse en cuerpo y alma al Periodismo y la empresa periodística en Internet.

El autor nos deja su legado periodístico en este manual lleno de apasionantes vivencias, divertidas anécdotas, personajes imprescindibles, escenarios dramáticos e historias que desvelan lo peor y lo mejor del ser humano a lo largo de su Historia más convulsa y reciente, y que desgranan de forma brillante las bases de una profesión fascinante, vocacional y extrema como es el Periodismo y, en concreto, el reporterismo de guerra, un oficio hoy en profunda transformación.

Fiel a su estilo, Alfonso Rojo es humano y a la vez mordaz, un b¡observador privilegiado y crítico de la realidad que le rodea, y nunca nos escatia su opinión, sea esta políticamente correcta o no.


“Un viaje extraordinario a través de todos los escenarios de conflicto 
mundial de la mano de uno de nuestros mejores periodistas”


Comparto con vosotros el inicio de esta apasionante obra:

La figura de mi madre, levemente inclinada sobre la barandilla blanca de la terraza, fue lo último que vi cuando abandoné la casa familiar para descubrir el mundo. Permaneció en silencio, muda, agitando la mano en un gesto que era más una bendición que una despedida.
Al final de la cuesta, donde está el cartel que pone Molinaseca, miré hacia atrás y seguía allí, enmarcada por la dorada luz del atardecer. Después pasé la escuela del pueblo, doblé la curva, apreté el acelerador del traqueteante Seat 600 y cerré para siempre esa parte de mi vida.


No hay comentarios:

Publicar un comentario