jueves, 19 de julio de 2018

Fábulas irónicas



Fábulas irónicas
Juan Eduardo Zúñiga
Nórdica Libros



Estas fábulas son tanto episodios históricos como invenciones


Vuelve a aparecer Juan Eduardo Zúñiga, con su técnica del humor serio, en las diez formas breves encerradas en el asertivo enunciado que las acoge, Fábulas irónicas, sin duda la oportunidad de releer y a la vez descubrir la mirada de gran escritor que identifica a Zúñiga. El autor mira al pasado y al presente con el aplomo de quien ya no duda de lo que la realidad ofrece ni espera gran cosa de ella. Ahora su intención se dirige a la Historia, con mayúsculas.

Desde el ángulo desde el que mira, Zúñiga no acusa, sólo señala y despliega evidencias que emocionan.
Su segundo frente es la memoria, que tan humanos e imperfectos nos hace, “memoria histórica” necesaria y repudiada, por facilitar modelos. Invención y realidad trenzan motivos para defender la unidad del conjunto, abrigado con su elogio hacia el admirable afán de los antiguos, que soñaban con lavar su memoria en el río Leteo buscando el olvido, tercer plano de su componenda fabulística. 

Ojalá fuera posible mantenerse en la ignorancia, vivir solo atentos al futuro -sostiene el escritor- si las “benéficas aguas” del Leteo pudieran borrar el “archivo de sufrimientos” acumulados. Pero he ahí lo irrevocable de la imposibilidad de prescindir de la memoria, pues esta “no deja de ser parte de la existencia”. Esa es la tesis que trata de evidenciar en estas invenciones extraordinarias sobre la brutalidad y el dolor acumulado en acciones irreparables, y sobre gestos representativos de otras acciones: la impostura, la insumisa imaginación popular, la fuerza de la palabra y de la escritura, el poder y el mal uso que de él se hace…

Pero desde ese ángulo desde el que mira, Juan Eduardo Zúñiga no acusa, solo señala en nombre de realidades mayúsculas, y despliega evidencias que emocionan doblemente al ir acompañadas de cuidadas ilustraciones (de Fernando Vicente) que acompañan y trascienden su escritura. 


Os dejo un fragmento de esta excelente obra:

Veloces pasan los años y a nuestra espalda dejan infinidad de hechos, de personas valiosas o despreciables, extremas en el odio, en el amor o en la ambición, que hoy juzgamos desde el distanciamiento que permite una mirada irónica.


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